jueves, 6 de diciembre de 2012

No hay títulos que valgan

Las palabras se me enredan entre los dedos como hilos atados a tus pestañas. Si me caigo te caes conmigo. ¿O era al revés? 

Disculpa pero es que tengo unos cuantos miedos anudados, instalados en cada ángulo de mi silueta rota. Es que se me atrapan las mentiras entre la piel y los huesos y, a veces, el pasado perdido se me acuesta entre los pies.

Detrás de las rodillas tengo las ganas de verte. En las muñecas escondo el pulso desacelerado y todos los cambios de opinión. En el pelo se me anidan las ideas que suelto por los ojos pero que todavía no vuelan. Y mira que son demasiadas y empiezan a causar alboroto. 

En mi espalda se está construyendo la carretera de tu tacto, de los para siempres que llevan a ninguna parte, de la risa acelerada que se me cae encima cada vez que te quito de en medio. En los labios guardo el futuro, que no pronuncio por si se cumple y me deja sin obstáculos. En los brazos acuno las pecas que equivalen a cada vez que me has roto los esquemas. 

Y en el ombligo se me han clavado los celos de que alguien te quiera mejor. Mejor que este puñado de escaseces y excesos, de carisma y frío, y hasta de ternura si se distrae un rato. 

Si no te acostumbras estaremos en paces, pues tengo las palabras enredadas y no se sueltan fácilmente...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja aquí tu opinión sobre el post