martes, 30 de abril de 2013

Las dos prohibidas

El día que supe que te ibas, construí mi pequeña versión del fin del mundo. Ésta se redujo a un nudo en la garganta, de los que aprietan el cuello cuando evitas echarte a llorar en medio de un montón de gente. De repente, necesité taparme la boca con las dos manos para no atropellarte con eso que nunca digo. Porque, eso que nunca digo, sería mucho peor que romper a llorar delante de cualquiera. Sería admitir la derrota.

lunes, 22 de abril de 2013

Crisis de fe

Al despedirnos éramos como dos chicos que se han hecho estrepitosamente amigos en una fiesta de cumpleaños y se siguen mirando mientras los padres tiran de la mano y los arrastran, y es un dolor dulce y una esperanza.

Una fuerza invisible me obliga a querer estar contigo. Me encoge y me ata a tus rodillas. Tal vez para que recuerde que un amor fingido nunca muere, porque no ha nacido; para que sepa que puedes permanecer en el recuerdo todo el tiempo que me dé la gana.

martes, 2 de abril de 2013

Del griego evolución

Es en lo que pienso cuando no quiero llamar a las cosas por su nombre. Mi cobijo cuando me escondo de mí misma, cuando no existe música lo suficientemente alta. Es irreversibilidad, sistemas en desorden y esa constante incertidumbre que hace que yo sea yo. Es un beso demasiado largo, sentimientos inoportunos,  inventarte si no existes. Toda una noche contigo sin que nunca estuvieras ahíComo cuando me contabas que el universo tiende al caos. Como las horas que pasamos discutiendo sólo porque nos gustaba enfadar al otro y luego hacerle sonreír.

Entropía ocurre cuando asumo que nunca vas a ser mío. Es tener que preparar un paquete y atarlo con un bonito lazo, como quién odia hacer las maletas. Meter en él todo el tiempo que habríamos pasado, y todo aquello que podríamos haber sido, para poder regalártelo de recuerdo y que te marches bien lejos. Entropía es el lugar dónde guardo las promesas que te hice, aunque nunca llegara a contártelas. Es el momento en que te miré y maldije que entraras en mi vida, porque resulta que el amor no está hecho para mí.

Entropía y el viento entrando por la ventana hacen volar las hojas por toda la habitación y acaban rompiendo los esquemas. Son la putada de conocerte y que, de repente, exista esa magia que lo pone todo en su sitio; la paradoja de descubrirte y saber que el universo tiende al equilibrio. Entropía es cuando me despierto notando que no tengo corazón, que me lo han ido arrancando así, un trocito cada noche, para recordarme que una parte de mí se va contigo. Entropía es saber que no habrá un hasta luego, que el adiós es lo único que no es de mentira, que esto duele demasiado como para hacer que dure. Que se acabaron la poesía y las canciones que me desgañitaban en medio de la lluvia cada vez que recordaba esos ojos traicioneros. 

Entropía nace por creer que, en esta vida, existen casualidades demasiado bonitas para serlo. Vive en nuestra historia, en haberte conocido justo ahora que no te conozco de nada. Entropía muere en tus palabras y en un par de billetes de avión.