martes, 7 de mayo de 2013

Corazón coraza


Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa.

Mario Benedetti

Me lees.

Llevo toda la semana ocupada en muchas cosas. Tantas, que cuesta creer que sea yo. Así que el método no debe funcionar demasiado. Ese método de inventarme que no me pasa nada. Que ignoro que esto empiece y acabe formando una especie de bucle. Fingiendo que mi vida sigue, que estoy más activa que nunca. Ese método que no sirve de nada.

Me lees.

Cada vez que cierro los ojos. En el ascensor, en el metro, entre mucha gente. En cualquier parte que implicaría tenerlos bien abiertos. (La verdad es que últimamente, las únicas veces que me mantengo despierta es cuando no consigo dormir).

Cada vez que los cierro nos imagino en blanco, tú y yo, dos puntitos diminutos en medio del cosmos, en alguna parte que no recuerdo ni me hace falta. Un espacio volátil y eterno dónde vivimos tumbados y me lees. En tu faceta más poética, me evades de lo malo. Lo malo, los versos y las canciones que me harían llorar. Me lees alguna historia que ocurrió en mundos paralelos; lees sobre noches al raso ocultándonos verdades o quizá jugando a no sentir nada. Me lees cosas que no entiendo, como pasa la mayoría de veces. Y ya da igual, porque sigo escuchando cómo pronuncias las palabras, cómo arratras las eses y te detienes en las comas. Observando de reojo cómo me miras antes de pasar página.

Me lees.

Y antes de que termine la historia, antes de que pueda ponerme a aplaudirte, antes de que pueda decir algo para que sepas que ese momento es a lo máximo que aspiro, caigo en un profundo sueño.

Tanto, que es imposible creer que sea yo.