jueves, 23 de febrero de 2012

What to do with myself

El silencio a gritos de un teclado al que le he prohibido escribirte. 

El murmullo de pensamientos atrincherado con ansia en algún rincón de este cuerpo. 

El susurro acompasado de las horas, que por joder y queriendo, pasan lentas y con regusto a ti. 

El eco que dejaste cuando te fuiste y que resuena en mi cabeza a cada momento que me quedo a solas. 

Las palabras entrecortadas que nunca intercambié contigo. 

El suspiro contenido de algo que duele tanto dentro como fuera.

Balbuceos de deseos que nunca llegaron a ser hechos o se quedaron a medias. 

Discursos que dejé en el cajón de la mesilla a la espera de que volvieras a buscarme. 

El tono intermitente de mis pasos sin camino y de tu camino sin pasos.

Y luego tú y tu música. Los dedos rebotando en mi libreta y una historia incierta sin final ni siquiera principio. Los pies juntos levitando sólo un centímetro sobre la acera. Pero sin fantasía, sólo la angustia perfecta por algo desconocido. 

Conciertos fugaces en el metro, miradas asesinas y bullicio de gente. Vértigo.

Y luego tú y nada más. 

Luego nada. 

Silencio a gritos de teclado. Sin voz y con sueño.

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