lunes, 20 de febrero de 2012

La chica de la recta

En esa sonrisa me maté yo. Bueno, y en esos ojos. Yo es que muero muchas veces y mal. Muero por ciertos momentos de quietud, entre todo el caos que yo misma siembro. Muero por alguien que, definitivamente, nunca morirá por mí. Muero por cada detalle que me hace pequeña y débil, en un mundo en qué parece que sólo los gigantes pasan página. Muero por algo que me haga pesar los párpados. Por algo que me haga hervir la sangre sin motivo justificado. Por quién me coja la mano entre tanta gente. Quién vea en mí algo que ni yo misma veo. 


En el instante que te conocí me maté yo. 
Pero morir no es malo si luego renace algo mejor. 

1 comentario:

  1. Juraría que te había escrito en esta entrada. Está genial. Y la última frase es descomunal. Me encanta. Siga así, camarada.

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