Esta semana he ganado un par de quilos.
Y la verdad es que no he comido mal, ni tampoco mucho. La verdad es que sólo me alimento a base de autocompasión y agua del grifo.
Lo que me pesa es tu ausencia, que se me ha instalado en los hombros. Las paredes de este piso son cada vez más estrechas, y el suelo se hunde bajo mis pies a cada golpe de realidad.
Y aunque me ha costado, he decidido empezar una nueva dieta. He pensado en despedirme de ti, por aquello de hacer borrón y cuenta nueva. Nada de falsas esperanzas y medias sonrisas. Quiero despedirme de todo lo que tiene que ver contigo y el orgullo que lleva lustros llenándome los zapatos de mala conciencia.
Podría empezar ahora mismo, pero mañana es lunes. Mañana empiezo la dieta.
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