martes, 22 de mayo de 2012

Interrumpida

¿Y si toda tu vida ha sido una mentira? Una historia borrosa que alguien soñó con los ojos a medio cerrar una noche de juerga. Alguien destinado a encontrarte. ¿Y si el destino no existe? 

Despiertas, de golpe, en una habitación a oscuras. El tiempo se detiene, pero sólo para ti; sólo allí dentro. Observas las cuatro paredes que te rodean a modo de contenedor de cartón piedra. Y te das cuenta de que la vida no existe. Que es una mentira. Que son cuentos que alguien te contó de pequeña para que dejaras de dar la brasa; para que te comieras la verdura. 

La vida, como  la perfección, no existe. Existen instantes, momentos de mierda, momentos fugaces; rimmel corrido y rizas forzadas. Existe la paz volátil y la lluvia que cala más el corazón que los huesos. Existen las horas con olor a pasado; existe el futuro a tientas y, a ratos, en blanco y negro. Tú no existes. No existes como te han inventado, ni siquiera existes tal y como te reconoces. 

De hecho, sólo existes cuando existen los segundos que te forman, que te pellizcan la piel dejando cicatriz. Existes en la marca de las sábanas, los zapatos mojados y las manchas de carmín en cuello ajeno. Existes, solamente, en la vida de otros. Si es que no es todo una mentira. Si es que, de repente, alguien que estaba destinado a encontrarte te conoció fugaz.

La vida, amiga, es aire entre los dedos.

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