sábado, 26 de noviembre de 2011

Déjame recordarte (algo)

Que te piense cada día significa que decidí no olvidarte. No que te quiera, no te equivoques. Ni siquiera que te haya querido alguna vez.

Decidí recordar cómo no quiero que me quieran. Si tienen que quererme como tú, que no me quiera nadie. Quererme debería resultarte fácil, tal vez inconsciente. Deberías hacerlo por inercia. Pero tú quieres quererme. Necesitas quererme. Me quieres mal. No soporto que me quieras mucho mientras me sujetas, zarandeándome, inquietándolo todo.

Callo a gritos. Grito en silencio que ansío a alguien que se mantenga a mi lado y, con la mirada, me sostenga. Que me mire porque no sabe hacer otra cosa y no porque quiera mirarme. Que me acarície porque sólo se siente persona si es rodeándome con los brazos, unos que rozan pero no aprietan y, por supuesto, no ahogan jamás.

Alguien que me haga descubrir quién soy yo realmente sin que tenga que intentar explicárselo. Simplemente porque no haya explicación sin él. Que yo sólo comprenda mi existencia formando parte de ese todo. 

Que no somos uno, porque no pertenezco a nadie. Somos dos, dos mentes sincronizadas, piel con piel late mejor. Somos dedos que no habían conocido caminos tan sublimes hasta que encontraron esa columna vertebral a recorrer. Somos piernas que nunca habían parecido tan infinitas entre las sábanas, lunares que no habían ansiado antes ser constelaciones. Hombros al descubierto que en ausencia de unos labios calientes sólo sujetaban un cuello inerte, sin besos de verdad ni 'te quieros' susurrados de raíz.

Que te piense cada día significa que llegué a creer y que no desisto en seguir creyendo. Porque tal vez no sepa lo que quiero, aunque lo delaten mis sueños. Pero lo que nunca querré si lo sé, aunque te niegues a aceptarlo.

Admite que yo sí estaba hecha para ti. Y entonces olvídame. Elige no recordarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja aquí tu opinión sobre el post